El aire intensamente calentado alrededor de la bomba también se expande con mucha fuerza. Esto tiene dos efectos: una poderosa onda de choque, la cual se agrega a la destrucción, y un gran burbuja de aire caliente, cuya fluidez la hace elevarse rápidamente, como un gran globo de aire caliente, hasta aproximadamente 60 - 80000 pies (18 - 24000 metros). La burbuja arrastra detrás de ella una "cola" de polvo y humo, creando la famosa "nube de hongo".
La gente cerca de la explosión que logró protegerse contra el calor y la detonación puede haber muerto o enfermado por la radiación nuclear. Además, la basura radiactiva de la bomba, succionada por la nube de hongo, finalmente cae de nuevo a la tierra y agrega contaminación. De cualquier manera, los efectos más dañinos en Japón fueron probablemente el destello y los incendios, y con la contribución adicional de la detonación. Describirlos requiere más de las habilidades de un talentoso escritor, que del entrenamiento de un físico; John Hersey realizó esto bien en su libro corto "Hiroshima," aunque su libro, el cual se concentra en los sobrevivientes, puede no haber dicho lo suficiente.
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